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lunes, 10 de marzo de 2008

Yo opino...

Hace un año o dos, una chica me comentó que había hecho una monografía de “El Fantasma de Canterville”, del escritor irlandés Oscar Wilde, y confieso que quedé muy intrigado. Nunca le pregunté que le llevó a tomar esa decisión.
Anduve recorriendo librerías hasta que me compré “El príncipe feliz”, que además incluía “El crimen de lord Arthur Saville” y “El niño” de Wilde. Jamás había experimentado lo que sentí cuando leí estos cuentos.
“El príncipe feliz parece un cuento de niños, pero no es tan así. Es una dura crítica a la sociedad de ese tiempo, como lo fue “Los viajes de Gulliver” de su compatriota Jonathan Swift mucho tiempo atrás. Mientras el príncipe posee lo simboliza la belleza: rubíes, oro, etc., era admirado; pero luego ya no posee estos objetos de “lujo” porque los manda a que los fundan, todo porque él le pidió a una golondrina que andaba de paso que a los rubíes y al oro lo repartan entre los mas necesitados.
Como el libro que me había comprado no tenía “El Fantasma de Canterville”, compré otro el cual lo incluía, y no tengo calificativos para describir lo bien que me sentí leyéndolo. Es un cuento que trata de un humanismo sin igual, ya que una inocente niña, instalada con su familia en un castillo donde habitaba un fantasma desde hace trescientos años, ayudará al fantasma a conseguir el descanso final sin hacer ningún tipo de discriminación, cosa a la que la gente está muy acostumbrada a hacer. Este cuento nos enseña que tenemos que brindar nuestra ayuda sin hacer ningún tipo de miramientos.
Te invito, a vos lector, a que disfrutes de las obras de este genial escritor como fue Oscar Wilde. Yo, siempre que estoy desasosegado, las leo de nuevo y hago caso a una gran frase que enunció este escritor: “Si no podéis disfrutar leyendo un libro repetidas veces, de nada sirve ni una sola vez”.

Juan Gabriel Miño
16 años
Barrio Gruta de Lourdes

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises. Nº 7 (Mar 2008)

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