Por una comunicación alternativa y solidaria, se autoriza la reproducción de las notas que aquí se publican citando la fuente completa y comunicando al editor/es; responsable/es, en tanto no se altere el contenido.

lunes, 10 de marzo de 2008

El machismo como escencia del capitalismo


Repasando
Si uno se dedica a ubicar un poco de información, la historia más o menos oficial afirma lo siguiente: Nueva York, fines de 1857. Plena revolución industrial en la que cada vez más mujeres se incorporaban a la producción, especialmente en la rama textil, donde eran mayoría absoluta. Pero las extenuantes jornadas de más de 12 horas a cambio de salarios miserables sublevaron a las obreras de una fábrica textil neoyorquina que salieron a reclamar por sus derechos. Era el 8 de marzo y las manifestantes fueron atacadas por la policía.
No fue la primera ni la última vez que las obreras textiles se movilizaban. Medio siglo más tarde, en marzo de 1908, 15.000 obreras marcharon por la misma ciudad al grito de "¡Pan y rosas!", sintetizando en esta consigna sus demandas por aumento de salario y por mejores condiciones de vida. Al año siguiente -también en marzo-, trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protestas por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras ocuparon la fábrica. El dueño cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro, encerradas en condiciones inhumanas.
Fue finalmente en 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, que la alemana Clara Zetkin propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista.
Siete años más tarde, cuando se conmemoraba este día en Rusia -febrero de 1917, para el calendario ortodoxo-, las obreras textiles tomaron las calles reclamando "Pan, paz y libertad", marcando así el inicio de la más grande revolución del siglo XX, que desembocara en la toma del poder por la clase obrera, en el mes de octubre del mismo año.

Revisando
Teniendo en cuenta lo anterior, actualmente hay algunos historiadores que revisan las referencias sobre el origen de la celebración del 8 de marzo que se basan en el incendio de la fábrica en Nueva York o en la manifestación de las trabajadoras, afirman que son falsas debido a la manipulación de querer silenciar el verdadero origen de esta festividad.
En relación al incendio, dicen, basta con mirar el calendario para hacer tambalear esta teoría. El 8 de marzo de 1908 era domingo, un día un tanto extraño para declararse en huelga sin perjudicar al empresario.
Afirman que sí hubo un incendio en la fábrica "Triangle Shirtwaist Company" donde murieron muchas mujeres, la mayoría chicas inmigrantes entre los 17 y 24 años, pero no fue el 8 de marzo de 1908 sino el 25 de marzo de 1911, dos días anterior a la primera celebración del Día Internacional de la Mujer. En relación a la manifestación, aunque esta manifestación tuvo lugar, no fue ni el 8 de marzo de 1857, ni el 8 de marzo de 1908 como se suele referenciar. Fue el 27 de septiembre de1909 cuando los/las empleado/as del textil hicieron una huelga de trece semanas (hasta el 15 de febrero de 1910) en demanda de mejoras laborales, pero este acontecimiento tampoco es el origen de la celebración del 8 de marzo.
Las historiadoras Liliane Kandel y François Picq, por ejemplo, afirman que el mito que sitúa la manifestación en el año 1857 fue creado en 1955 para eliminar el carácter comunista que tenía la versión del incendio y que había adquirido el Día Internacional de la Mujer. Y así muchos historiadores mas, sostienen que, más allá de los hechos, el carácter deformativo del Día Internacional de la Mujer se asienta en la interpretación de los mismos, que relegó las reivindicaciones originales por un mero recordatorio de los sucesos.

Aquí y hoy
Ahora bien, en este contexto actual y desde hace un buen tiempo el 8 de marzo se suele utilizar para relucir la chapa de defensores de los derechos a la igualdad -principalmente por los sectores dominantes- cuando el resto del año no solo se olvidan de esos derechos sino que fomentan aún mas la desigualdad. La defensa y lucha por la igualdad de derechos de la mujer no pasa solamente por recordar a las mujeres asesinadas en EE. UU., ni aún tampoco por las que cayeron aquí. Si realmente queremos de manera concreta nivelar la balanza de los derechos con respecto a nuestras compañeras, debemos analizar concienzudamente cuales son las causas que las empujan a la doble explotación que la mayoría de ellas sufren: explotadas por su condición de trabajadoras y por su condición de mujer. Debemos debatir y examinar las causas de la desigualdad, porque con el sólo hecho de conmemorar no daremos ni un a pizca de alivio a la situación de muchas mujeres.
Puede ser duro esto, pero me animaría a decir que el Día Internacional de la Mujer atenta contra la misma en tanto y en cuanto se lo utiliza para el no análisis, para el no pensamiento, para la no concientización y solamente para el mero discurso alivia conciencia y para el recordatorio de la efeméride. Cambiamos un día para que el resto de los días nada cambie. ¿O acaso por qué existe un día en el año para reivindicar los derechos de la mujer? Pues porque el resto de los días del año se pisotea los derechos de todas nuestras compañeras.

Entonces
Siendo sinceros con nosotros mismos y con nuestra sociedad, tenemos que reconocer que este gatopardismo es propio del sistema capitalista en que vivimos y que generó y genera la explotación a la cual nos estamos refiriendo. Así como no hay capitalismo sin guerras, sin pobres y sin exclusión, no hay capitalismo sin machismo. Por eso, en esta estructura social y política que vivimos, con este modelo económico impuesto por los menos, la lucha y el anhelo por igualar los derechos de las mujeres con los de los hombres se diluyen rápidamente y es cooptada y neutralizada por dicha estructura que no permitirá nunca la igualdad, no sólo de género, sino también de razas, de creencias, de economías, etc. Por lo tanto, creo, la lucha por los derechos de las mujeres (seamos hombres o mujeres) se hace necesaria dentro de una disputa más amplia o general que abarca a la primera y la contiene: la lucha por una sociedad mas justa. Contra el machismo sí, pero necesariamente también contra la explotación toda, contra el imperialismo, contra la dominación, contra la dependencia, contra el capitalismo generador de la mayoría de las situaciones de injusticia. Es verdad que muchas organizaciones de DD.HH. y ONGs están dando una dura y efectiva batalla, en muchos casos y con éxito, y sentando precedentes judiciales, sobre las distintas situaciones de abuso, maltrato y explotación hacia las mujeres. Pero lamentablemente son acciones “terapéuticas”, post factum o después de ocurrido. Y creo que es momento de aplicar prevención, modificando nuestras conductas, planificando estrategias que nos conduzcan a una mejor manera de organizarnos socialmente, porque ¿cuántas Romina Tejerina son silenciadas todos los días por no entrar en las agendas de los grandes medios?, ¿cuántos círculos de prostitución infantil son manejados y regenteados por altos funcionarios, policiales o políticos?, ¿cuántas denuncias de violencia doméstica son cajoneadas en las comisarías de nuestros barrios?, ¿cuántas chicas sufren infecciones o la muerte provocadas por la ilegalidad del aborto?, ¿cuántas quedan fuera de los trabajos por negarse a favores sexuales? ¿Y cuantas jóvenes sí se entregan a la prostitución como único modo de sobrevivencia? Porque es como explica Alfredo Moffat, por cada pibe chorro que sale a robar hay una piba que entra en la prostitución. Pero como no implican un peligro para cierto sector de la sociedad, no se habla de ellas. Todas estas situaciones no son casualidad ni aberraciones del sistema, son la esencia misma del capitalismo sin las cuales no funcionaría.
Por eso debemos comprometernos y trabajar por que se cumplan los derechos de nuestras compañeras los otros 364 días del año también. En lo cotidiano, en nuestros
trabajos y calles, en nuestros hogares y barrios, en nuestras escuelas y espacios, ya que en lo habitual y diario es donde se dan la mayoría de las situaciones de discriminación y explotación, pero también son estos los escenarios donde tenemos quizá mas llegada para darle batalla y contribuir con un proceso que revierta estas situaciones. Teniendo siempre como horizonte claro, que estas circunstancias no son aisladas, que pertenecen a la totalidad de nuestra historia y contexto, y que se revertirán a medida que revirtamos la realidad toda.

Sebastián Pittavino

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises. Nº 7 (Mar 2008)

No hay comentarios:

Publicar un comentario