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jueves, 14 de agosto de 2008

La noche del niño


Según la enciclopedia virtual Wikipedia, El Día del
Niño es un día dedicado a los niños, en el que no sólo se trata de festejarlos, sino además de promover sus derechos y concientizar a las personas de la importancia de estos. En Argentina el Día del Niño se celebra el segundo domingo de agosto, y esto surge por los intereses comerciales de la Cámara Argentina del Juguete.
En otra página web, la de Efemérides Culturales del Ministerio de
Educación, se plantean la pregunta: ¿Qué es un niño?, y se responden, entre muchas cosas: “Un niño es la verdad con la cara sucia, la belleza con una cortada en el dedo, la sabiduría con el chicle en el pelo y la esperanza del futuro con una rana en el bolsillo… Entre la inocencia de la infancia y la dignidad de la madurez encontramos una encantadora criatura llamada niño… Un niño es una criatura mágica. Puedes cerrarle la puerta de tu despacho, pero no puedes cerrarle la puerta del corazón. Puedes sacarlo de tu estudio, pero no puedes sacarlo de tu mente.”


En otro lugar, mas cerca, acá nomás en nuestra ciudad de Concordia, murieron en menos de una semana dos gurises: Brian y Rocío. Brian falleció en la madrugada del lunes 23 de junio en el asentamiento Pampa Soler, del barrio de La Bianca. Brian tenía 9 meses y tenía también al momento de su fallecimiento “un importante estado de desnutrición”. Rocío murió en la madrugada del miércoles 25 de junio en el asentamiento Las Mendietas, conocido como el “barrio fantasma”. Rocío tenía 4 meses y falleció por “un importante cuadro de bronquiolitis, que se agravó por las condiciones de precariedad en que vivía”. ¿Sería en vano enumerar las precariedades que sufrieron estos bebés y que sufren miles de niños más en los barrios y asentamientos de nuestras ciudades, permanentemente y tan seguras como que mañana sale el sol? Falta de luz, agua corriente, cloacas, servicios sanitarios y de salud, analfabetismo, violencia, falta de trabajo, promiscuidad, madres solteras sin recursos, casillas de madera y cartón, piso de tierra, falta de alimentación necesaria y básica, mas la naturaleza de una semana lluviosa de invierno como condimento fatal … y la interminable lista de etcéteras sigue.
Rocío y Brian murieron por enfermedades fácilmente tratables y curables. Rocío y Brian murieron por desidia, por abandono y desprecio de una sociedad en la que sólo parece existir el conflicto “campo vs gobierno”. Asesinados por decisiones de personeros que se aseguran que aunque la copa derrame, nada llegue a ellos. Si el hambre es un crimen, estas victimas tienen responsables. Estos responsables, que tienen nombre y apellido y que nos entretienen mediaticamente con sus peleas, apuntan al fin y al cabo hacia un mismo objetivo: el saqueo, el hambre, la alienación y el más profundo hundimiento en la pobreza y el olvido de la mayoría de nuestro pueblo. Estos señores, con el perdón del sustantivo, tienen que saber que Brian y Rocío ya no son “la verdad con la cara sucia”, son la mentira reflejada para siempre en la cara de los poderosos; que Brian y Rocío ya no será “la belleza con una cortada en el dedo” porque a ellos le cortaron la vida; que miles de pibitos más ya no serán “la sabiduría y la esperanza de futuro” porque a la esperanza se la sacaron y al futuro se lo niegan; que ya no serán “una criatura mágica” porque la magia no existe, señores. Para ellos sólo existen el hambre y el frío, guadañas siempre útiles de los dueños de la vida. Rocío y Brian murieron de hambre y de frío. Cientos de gurises lo harán en corto tiempo más. Para ellos no habrá Día del Niño. Para muchos mas que viven en condiciones indignas nunca lo habrá. La desolación, el abandono, el desprecio sólo ofrecen oscuridad. Mientras exista la desigualdad y la humillación no habrá Día del Niño. Mientras impongan el hambre y la injusticia con los más indefensos, los niños tendrán sólo noche.

Sebastián Pittavino

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises. Nº 10 (Ago 2008)

Muchos no tienen y otros no quieren


La anorexia y la bulimia son los más renombrados trastornos de la alimentación; con un común denominador claro y preciso: la búsqueda desenfrenada de la delgadez como medio para alcanzar el éxito y la aceptación social.

La anorexia se basa en una obsesiva búsqueda del adelgazamiento mediante una dieta progresivamente restringida. La bulimia, en cambio, es la ingesta excesiva de alimentos que después se intenta compensar con conductas redículas como vómitos, abuso de laxantes, o dietas; lo que termina convirtiéndose en una costumbre que modifica la conducta de la persona.
En los países desarrollados, los trastornos alimenticios afectan aproximadamente a una de cada 200 jóvenes de entre 12 y 14 años y aunque las adolescentes siguen siendo el colectivo más afectado, los varones, las mujeres maduras y los niños y niñas menores de 12 años comienzan a sumarse a la lista de víctimas que padecen dichos trastornos.
Las pautas culturales han determinado que ser delgada es sinónimo de éxito social. Adolescentes y mujeres jóvenes están sometidas a intensas y profundas presiones para cambiar su figura corporal, impulsadas por el deseo de imitación de modelos y personajes mediáticos o motivadas por la publicidad comercial, que además obligan a los fabricantes de ropa a producir prendas de talles muy bajos, así se obliga a adelgazar para poder acceder a la última moda impuesta por el consumo, provocando además que otro sector de la sociedad se sume a esta forma de discriminación.
La bulimia y la anorexia pueden ser consideradas como un síndrome de falla en la adaptación al medio social, que intenta ser compensada mediante una serie de comportamientos patológicos vinculados a la alimentación y a una preocupación excesiva por el propio cuerpo, ligados a dichos factores de presión sociocultural.
Es normal que al superar la pubertad exista un aumento de peso y de este modo se predisponen a comenzar una dieta debido a la aceptación o no de los pares; además son jóvenes, generalmente y con baja autoestima así como en la adolescencia los jóvenes desarrollan independencia y autonomía y pretenden a partir de esto manejar sus vidas y decidir por si mismo su bienestar medico. Pero el factor más influyente sobre las adolescentes y mujeres jóvenes son las intensas y profundas presiones para cambiar su figura corporal a partir de la información mediática y el estereotipo de belleza impuesto por una sociedad que discrimina a las personas que son diferentes sin entender que en esa diferencia radica la riqueza de la sociedad.
En la adolescencia comienzan a presentarse problemas de aceptación, propia y familiar, cobrando mayor importancia el nivel sociocultural, económico y físico.
Es lamentable percibir como los seres humanos reciben miles de mensajes publicitarios al día con un único mensaje: "la delgadez es igual a felicidad y éxito"; lo que da como resultado: insatisfacción corporal y personal.
Ser discriminado por la gordura es moneda corriente. Esto se vuelve potencialmente peligroso sobre todo en el caso de los adolescentes, con la importancia que implica para ellos adecuarse a los cánones sociales.
Lo que comienza como un problema de autoestima se agrava, ya que dependiendo del nivel económico de la familia cada vez más adolescentes recurren a cirugías y desde edades cada vez más tempranas, conducidos internamente por un deseo de reconocimiento a nivel social.
Tanto en el caso de la anorexia como el de la bulimia, hay que tener en claro que el problema no es la alimentación, sino el modo en que la persona se valora y se percibe a sí misma. Es decir, estamos hablando de un problema de salud mental que tiene tratamiento y que hay que intentar prevenir.
El aceptarse tal y cuál se es, es la verdadera clave para estar sano externa e internamente. El hecho de que una persona está muy ligado también a lo cultural no ayuda a esa idea de aceptación.
La anorexia y la bulimia son trastornos que tiene que ver con la falta de palabra. La sociedad actual pone todo en el cuerpo. En el caso de las mujeres, aparecen como síntomas estos trastornos o el embarazo adolescente. Y en lo varones, la violencia, las adicciones.
Es preocupante y riesgoso que el cuerpo ocupe el espacio privilegiado de la expresión, de la conexión con el otro; así como también no se explica que mientras unos de desvanezcan en calles y plazas por la falta de alimentación, otros, por moda o estética se sometan a largos periodos de dietas y despreocupación alimentaria.

Palacio Alejandro Juan José
rusoconcordience@hotmail.com
PD: "...morir queriendo ser libre..."

Violencia

La violencia es un acto que vive diariamente con nosotros; en la vida cotidiana podes comprobarlo levantándote y prendiendo la tele en las primeras horas de la mañana y poniendo en la pantalla de tu televisor, el noticiero; y ahí vas a ver que todo está podrido y va empeorando mientras pasa el día y empieza a llegar la noche que es la hora en que uno se expone mas a la violencia, especialmente si es fin de semana, como por ejemplo en boliches, bares, pool, etc.
Toda esta violencia que se genera en esos ambientes, tal vez está alentada por un problema que nos acecha a todos: LA DROGA, que transforma al mas bueno en el mas violento y lo deja fuera de su estado natural, se hace irrespetuoso y se deja llevar fácilmente por la misma droga y por la ira. Si los políticos no dejaran entrar la droga al país tal vez se terminaría un poco con la violencia. ¿Será que no lo hacen porque no le convienen? Y uno se pregunta ¿porqué todas la drogas son cada vez mas baratas? ¿Estarán dejando entrar la droga para dormirnos?, ¿para que no reclamemos?, ¿para que no pensemos? ¿Y la droga legalizada? Porque no se vayan a olvidar de la droga legalizada: “el alcohol”. Porque si no se bebe con moderación el alcohol genera un trastorno en la persona igual que las otras drogas.
Muchas veces el autor de un asesinato o un robo en el momento de cometer el hecho estaba ebrio. También hay veces que el delincuente está sobrio y conciente de lo que hace, y es impulsado al delito por el hambre o por no tener oportunidades; a veces hay historias que por un error lo agarra la policía, y le pega para que se haga cargo de un robo, homicidio, etc. que no cometió y lo encierran y lo hacen convivir con delincuentes, y esa situación, a un pibe, por más que sea el más bueno lo transforma y lo pone rebelde y violento para sobrevivir, especialmente contra la policía, porque les arruina la vida; va buscar trabajo y lo rechazan porque estuvo preso.
¿Qué oportunidad le da la sociedad, de rescatarse? No les deja demostrar que ha cambiado, entonces uno ve como lo trata la vida, y entonces se vuelve a la delincuencia por una necesidad de supervivencia.
¿Por qué hacen más cárceles y no más escuelas y fábricas? Darles la educación que necesitan para no llegar a esto y darle trabajo al pueblo sería la solución al problema de la violencia.

Jonatan Baez
(La Búsqueda, Santa Fe)

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises. Nº 10 (Ago 2008)