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sábado, 7 de febrero de 2009

Bajo la línea


Tomemos algunos de los tantos datos (sólo datos esta- dísticos) que nos ofrecen organismos oficiales como el INDEC o UNICEF. Tomemos datos oficiales para que nadie dude de intencionalidades o ilegitimidades, no vaya a ser cosa que después digan que…

Por ejemplo, la UNICEF Argentina nos dice que en nuestro país los menores de edad son el 30,5 % de la población: serían casi 13 millones los pibes. También este organismo nos revela que de todos esos chicos el 40,9 % están por debajo de la línea de pobreza; y que de todos ellos el 14,3 % están por debajo de otra línea más: la de la indigencia, la línea que basa sus factores en la falta de las necesidades básicas. ¿Cuántos son los pibes pobres? ¿y los indigentes? Vayan agarrando la calculadora y sacando cuentas.
Ahora, nuestro organismo estatal de estadísticas, el tristemente célebre INDEC (¿o deberíamos escribir INDEK?) nos acerca estas cifras sobre nuestra también infame, con respecto a esta temática, ciudad de Concordia: con los últimos datos de final de 2006, el 29 % de la población son menores de edad (acá estamos mas o menos dentro de la general), cerca de 43.000 pibes y pibas. De todos ellos, y acá sacamos una cabeza o tal vez un cuerpo, el 43,6 % viven bajo la línea de pobreza, y el 19,5% vive en la indigencia. Mejor no hagamos cuentas. O sí, hagámoslas. En nuestra casa, en el almacén, en el laburo, donde sea. Charlemos de esto. Y hablemos de los porqué de es-tos datos. Ya que a decir verdad, también tenemos que tener en cuenta que comenzado el 2009 podemos ver, a pesar de la parafernalia oficialista nacional, provincial y local, que estos datos lejos están de revertirse sino, en cambio, están cerca de recrudecerse.
Igualmente, y siendo crudos, fríos, certeros o no estos datos que los organismos oficiales imponen como indiscutibles, la mayoría de las veces son sólo eso: datos. Claro que sirviendo como escudo a los mega empresarios y a los politiqueros de turno y como una manta o disfraz de la estructura político-económica que nos hacen padecer. Ellos arman y utilizan las estadísticas sobre nuestros pibes para perpetuarse, ellos anteponen esos datos a los propios gurises, ellos utilizan y se cagan en la infancia y la pobreza. En cambio nosotros, los trabajadores que sufrimos estas cifras, debemos utilizarlos para el análisis de la realidad. Develar que se esconde detrás de estas estadísticas. Sacar a la luz las contradicciones de un sistema capitalista que no va a desplomarse solo. Caer en la cuenta que es el propio capitalismo y sus personeros quienes mantienen esa línea día tras día, con la mayoría debajo de ella. La línea de la pobreza, de la indigencia, la línea de mortalidad infantil, la de mujeres muertas por la ilegalidad del aborto, la línea de tiro y la del gatillo fácil, la línea para bajar la imputabilidad de los pibes, la de subir las dietas de legisladores. Las líneas del desamparo y la desesperación, manejan, sobre nosotros, como si fuésemos títeres.
Sólo la organización del pueblo, de la mayoría de los trabajadores ocupados y desocupados, podrá encauzar esta realidad para su beneficio. Ningún dato nos tendrá que amedrentar. Ninguna realidad nos deberá absorber. Ninguna línea, por alarmante que sea, nos deberá detener.

Sebastián Pittavino

Fuentes:
www.indec.mecon.ar www.unicef.org.ar

Publicado en No te calle... Ya! Los gurises Nº 14 (Feb 2009)