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jueves, 18 de septiembre de 2008

El trabajo infantil


Se define al trabajo infantil como toda actividad económica y de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o que no han finalizado la escolaridad obligatoria o que no han cumplido los 18 años si se trata de trabajo peligroso.

Como siempre, las palabras quedan muy lindas adornando los libros; pero lo cierto es que en nuestro país hay más de 1.500.000 niños trabajadores. El 90% del trabajo infantil se da en el sector informal de la economía, a más temprana edad en el campo que en la ciudad con una carga horaria semanal promedio de 45 horas. El 50% de los niños no reciben remuneración por su labor y un tercio de ellos realizan trabajos peligrosos.
Un informe mundial sobre trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo señala que el fenómeno es un problema global masivo: hay 246 millones de niños entre 5 y 17 años que trabajan en el mundo, de los cuales 179 millones están vinculados a la explotación sexual, tráfico de drogas, delincuencia, niños usados en conflictos armados y niños mineros, entre otras actividades, lo que atenta gravemente contra su salud y su desarrollo, profundiza la desigualdad, viola los derechos humanos fundamentales de la infancia y la adolescencia, acelera los procesos de maduración, impide o limita el adecuado proceso educativo, enfrenta a los menores a un ambiente hostil y adulto, y genera pérdida de autoestima y en muchas ocasiones problemas de adaptación social.
Estos son números aislados y aparentemente no se puede hacer nada puesto que se nos presentan lejanos, pero en Concordia alcanza el 5,3% entre los 10 y 17 años.
En el ámbito rural, los niños que trabajan se desempeñan en las cosechas, como floricultores y horticultores y frecuentemente se ven obligados a manipular sustancias agroquímicas peligrosas, haciendo las veces de banderilleros. Por 0,25 centavos la hectárea permite ser roseados por plaguicidas que sirven para matar los insectos que perjudican las cosechas de soja. En el medio urbano, el trabajo infantil suele estar asociado al cirujeo, la venta ambulante, mendigan en transportes o en la calle, además se vincula con el tráfico de drogas y actos circenses (malabaristas) o acercando gentilezas por monedas (limpia-vidrios, abre-puertas).
Muchas cosas se dicen desde los estamentos gubernamentales: entre ellas que “se debe contribuir al sostenimiento familiar, garantizando los controles sanitarios, que sigan asistiendo a la escuela y tengan apoyo en la escuela, para lo cual desde el área de Educación se brinda becas a los niños en edad escolar, como una de las alternativas para cortar el circuito de la pobreza”, pero nadie dice como; y si le sumamos que los conflictos escolares no buscan tener una salida pronta y rápida y que el gobierno de Mauricio Macri en Capital redujo sensiblemente el aporte de becas hace que se genere un caldo de cultivo que fogosita la explotación infantil.
Otra de las cosas que dicen es que: “es importante desde una perspectiva en una sociedad más justa y solidaria, donde no sólo son el problema los casos de supervivencia infantil sino los de aquellos productores que contratan a niños porque es mano de obra más barata que contratar a sus padres, porque tienen que pagar otros salarios, y aquí está la conciencia de los adultos y de quienes son productores”, pero no se puede dejar a la conciencia, sino que debe estarla justicia para actuar en estos momentos y aplicar las sanciones que corresponden y la sociedad en su conjunto no puede permanecer inmóvil ante estas aberraciones.
Pero lo hace porque la explotación fue asimilada como natural.
Por ser una problemática social compleja, para intervenir contra el trabajo infantil se requiere de la acción coordinada de múltiples actores sociales -organismos gubernamentales, organizaciones sindicales, empresarias, religiosas y de la sociedad civil- que intervengan articuladamente con una perspectiva de trabajo en red.
Deben generarse soluciones integrales de apoyo a los niños y niñas y a sus grupos familiares y una sociedad en su conjunto que entienda que debe observar lo que esta mirando y actuar para que eso no suceda.

Palacio, Alejandro Juan José
rusoconcordience@hotmail.com
P/D: “...morir queriendo ser libre...”

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises Nº 11 (Sep 2008)

Breve reflexiones sobre Jorge Corsi

El día martes 15 de Julio los medios de comunicación daban a conocer sorprendidos y sorprendiendo a la audiencia la siguiente noticia: “Apresan a un prestigioso experto en violencia familiar, acusado de pedofilia”. Más de uno, al ver o escuchar el nombre de Jorge Corsi, esperaba escuchar su opinión al respecto ya que es reconocido (no sólo en Argentina sino en otros Países) por sus trabajos y disertaciones sobre Violencia Familiar; pero no, el nombre aparecía pero como uno de los tres “acusados de liderar una banda dedicada a reclutar adolescentes para llevarlos a fiestas sexuales y filmarlos" (Diario Página12)
El viernes anterior yo había participado de una charla sobre Violencia Familiar que dio este psicólogo. Si bien no acuerdo con muchas de sus conceptualizaciones ya que me posiciono desde otra teoría (psicoanálisis) no por eso dejaría de reconocerle sus aportes, al menos hasta ese día en que me enteré de “su abuso de poder”, algo que repetía tanto en sus escritos y sus discursos: “Hay que considerar la realidad histórica de una vivencia y no quedarse con las apariencias. En el tema de la violencia familiar las apariencias siempre nos juegan en contra, porque nada es lo que parece. Quienes trabajan en este tema saben muy bien que cuando hablamos de violencia familiar, las personas que están afectadas por este problema son a las que menos se les cree. Una vieja costumbre Argentina es que cuando hay una situación de violencia en la cual hay alguien que victimiza y alguien que es victimizado, se trate de una mujer, hombre, niño, niña, sin importar el tipo de maltrato (físico, psíquico, etc.) ¿qué hacen nuestras Instituciones frente a un caso identificado? Investigan a la víctima. La someten a estudios psicológicos, a diversos tipos de exámenes. (…) Todavía nos manejamos con la suposición implícita de que una situación de victimización es una construcción conjunta de dos personas, que cada una colabora un poquito para que esta situación ocurra (…) Les voy a comentar un caso del año pasado: unas empleadas municipales de un pequeño pueblito cordobés denunciaron al Intendente por acoso sexual. En un pequeño pueblo para denunciar al intendente hay que tener ya saben que, porque es un factor de poder el Intendente de un pequeño pueblo. Yo recuerdo que salió en todos los diarios. La primera medida que tomó el Juzgado fue un examen psicológico y psiquiátrico de las mujeres (…)”
Extraigo estas palabras de Corsi para mostrar cómo hizo abuso de su saber y poder sobre los adolescentes y a la vez sobre la sociedad toda ya que detrás de ese lugar que ocupaba como “eminencia” en la problemática de Violencia Familiar se escondía un hombre perverso y un profesional sin ética.
(…) “Cuando las personas denunciantes y afectadas, aún cuando no fueran denunciantes, pertenecen a estratos sociales muy bajos, la respuesta judicial y policial es mucho más rápida, diez veces más rápida, que cuando las personas pertenecen a estratos sociales altos. Fíjense como modifica la percepción de quienes intervienen la pertenencia a un sector social o a otro sector social. Se entiende que los pobres son los que lógicamente tienen problemas de violencia, los violentos son los pobres. Ahora cuando me traen un caso de abuso sexual cuyo acusado o implicado es un señor con un alto cargo ejecutivo freno todos los mecanismos y se incrementan los estudios a las víctimas porque se busca en ellas las mentiras, el ocultamiento, la falsedad, la falsa denuncia; se ha incluso creado para estos casos en particular el mito de la falsa denuncia. Yo les puedo decir que el mito de la falsa denuncia se ha creado pensando en estos casos de personas con cierto estatus social importante. No se pensó en los pobres cuando se creó la figura o se e-laboró el mito de la falsa denuncia” (…) (Palabras extraídas de Jorge Corsi. Jornadas sobre Violencia Familiar 2005)
Si uno busca bibliografía Sobre Violencia Familiar en libros o espacios en Internet, en todos aparece Jorge Corsi ya sea como autor di-recto o como autor citado.
Por esto espero que sea doblemente juzgado, por las aberraciones que cometió con los adolescentes y por hacer uso de su imagen (resguardándose en ella) y de su saber.
Deseo que esta vez la justicia pueda ser justa y, amparándose en las propias palabras de Corsi, lo juzgue y condene por sus hechos y no lo resguarde bajo una falsa denuncia.

Melina Mesa

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises Nº 11 (Sep 2008)

Hoy me doy cuenta

Soledad Vaglietti es estudiante de 8º año de la escuela Gerardo Yoya. Estuvimos trabajando con este curso algunas noticias locales no muy difundidas. La muerte de Rocío, la beba de 4 meses del barrio Las Mendietas, la motivó a realizar estas líneas. Y la impulsó a publicarlas, para que todos sepamos lo que ella piensa. Es un orgullo para nosotros que los gurises se acerquen y cuenten con el suplemento.

Hoy, con 16 años, me doy cuenta que la vida de nosotros los seres humanos, para los políticos, no es nada. Ellos no se dan cuenta que miles de niños mueren por falta de comida, por falta de una casa digna, es decir, mueren de hambre y de frío. La única vez que ellos se acuerdan de nosotros es el día de las elecciones. Ahí nos prometen todo, sólo para que los votemos. Juegan con nuestras vidas estos señores. Tenemos que hacerlos entender que detrás de Villa Adela hay un barrio muy pobre que es Las Mendietas. En este barrio se siente mucho mas el hambre, el frío, la falta de trabajo, las mujeres solteras, y ni hablar de niños de tan sólo meses con desnutrición. No nos prendamos en su juego. No somos juguetes de nadie y menos de estos políticos. Nos ilusionan con mentiras porque para ellos solucionan todo con plata, con dinero. Y nosotros sabemos que no es así. Que ellos son los responsables de nuestras muertes, como la de Brian y Rocío. Esto no termina aquí. Esto continúa. Cada día... cada minuto... cada segundo.

Soledad Vaglietti

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises Nº 11 (Sep 2008)