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sábado, 8 de septiembre de 2007

"La feria de artesania me cambio la vida"


Venden sus artesanías, interactúan con la gente y disfrutan de su trabajo.
Es conocida la problemática de los discapacitados en cuanto a las posibilidades reales de trabajos en las sociedades actuales. Por más que haya leyes nacionales y provinciales que estipulan la contratación de discapacitados en empresas privadas y oficinas públicas; la mayoría de los discapacitados no encuentran un lugar donde desarrollar sus potencialidades. Muchos de ellos no quieren ser vendedores ambulantes o depender de subsidios o de sus familias. Ellos quieren trabajar y ganarse dignamente su vida.
Este es el caso de Marta Heredia de 51 años quien padece Mielomielingosela (espina bifida). Ella junto a sus amigas Evangelina Bustamente y Carmen Toledo, encontraron un espacio en la feria del Cabildo donde pueden comercializar sus artesanías en tejido y bijuoterí.
“La feria me cambio la vida. Las personas me valoran por lo que hago y no se fijan si soy discapacitada o no. Es muy gratificante cuando veo que a la gente le gusta lo que hago”, cuanta orgullosa Marta mientras, con simpatía y alegría, atiende a un cliente que se acerco a su puesto.
Marta es una de las más 15 personas que todos los días desde las 9.30 y hasta las 18.30 permanecen en la recova del Cabildo. Pero la permanencia en ese lugar les costó idas y vueltas.
En sus inicios la feria funcionaba en la peatonal frente a la iglesia Compañía de Jesús, pero los comerciantes de la zona presentaron una nota solicitando a las autoridades municipales que retiren los puestos. “El propietario de una perfumería de la zona envió una nota solicitando que nos retiren de allí porque generaba una mala imagen para su negocio”, explicó Rubén Farfan uno de los voluntarios y organizadores de la feria.
Es entonces, cuando los organizadores tramitaron en la dirección de Cultura de la Municipalidad de Córdoba el permiso para establecerse en las recovas del Cabildo. “En un principio nos daban los permisos por dos semanas, pero ahora podemos trabajar tranquilamente”, agregó Farfan.
A pesar de las vueltas, las ganas de trabajar siguieron siendo la premisa de los puesteros y muchos de ellos encontraron en ese espacio un cambio definitivo para sus vidas. “Somos personas como todos que tenemos ciertas dificultades para concretar ciertas actividades, pero podemos hacer muchas otras cosas. Hay personas que tienen sus dos piernas y sus dos brazos y no hacen nada. Yo no puedo caminar de un lado a otro, pero tengo que tener las mismas posibilidades que cualquier integrante de esta sociedad para vivir dignamente”, manifestó la artesana.
Desde hace 11 años Marta vive en el hogar para discapacitados Nuestro Hogar. Pero su anhelo, como el de la mayoría de los seres humanos, es tener un lugar propio, “una cuchita donde tirarme”, como ella misma explica. “Mi estadía en el hogar ya está cumpliendo su ciclo. Quiero tener mi casa propia, mi lugar y gracias a que hoy tengo un espacio para vender lo que hago, puedo replantearme la posibilidad de irme a vivir sola”, cuanta orgullosa Marta, mientras remarca que con sus 51 años tiene ganas de vivir.
En la feria hay 15 puestos permanentes de discapacitados que se acercaron de manera particular al lugar. Pero también tienen sus puestos las organizaciones IVANA. FAIDELA, ASADI y OTIUM, quienes comercializan diversos productos que van desde las mermeladas caseras, hasta los trabajos en madera, pasando por el tejido y la alfarería.

María de la Paz Basco
(La Luciérnaga, Córdoba)

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises Nº 3 (Sep 2007)

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