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jueves, 26 de marzo de 2009

Otro ejemplo de reclusión capitalista…


Derechos humanos.

Artículo 4: “…Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas…”

Derechos del niño.

Articulo 7: “…El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.
El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres.
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho…”

Articulo 8: “…El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro…”

Principio 9: “…El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata.
No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral…”


La producción de ajo se realiza en alrededor de 400 grandes galpones, en los departamentos de Maipú (barrio “25 de Mayo”), Luján de Cuyo, Godoy Cruz y las Heras (Mendoza) donde se procesa, empaqueta para su posterior comercialización y exportación lo cosechado en sus propias fincas. Las chacras chicas tienen que malvender su producción a esos galpones entre los meses de septiembre y octubre hasta mayo.
Los dueños de las fincas consiguen a los “trabajadores” en las plazas de los barrios para llevarlos a granjas. En los galpones presionan a los trabajadores para que solo lleve a cabo toda la productividad. Como es imposible cumplir con esa exigencia, se involucra a todo el grupo familiar.
Sentados en el suelo, deben cortar el ajo y llenar cajas. Este trabajo paga $ 2,50 por caja y en donde no hubo conflicto gremial, sólo $ 1,70. Cada trabajador hace 40 cajas diarias, para lo que necesita el trabajo de todos los miembros de su grupo familiar.
Los trabajadores que poseen edad fueron inscriptos ante la Afip como monotributistas pero jamás habrían aportado, aunque tienen recibos de todos los meses que les descuentan.
Nadie tomó cartas en el asunto, hasta este momento, por la defensa de los trabajadores damnificados, pese a que existen serias evidencias de la existencia de acciones delictivas, entre las que se pueden mencionar la reducción a la servidumbre, trabajo forzoso, explotación laboral infantil, intoxicaciones, trata de personas, defraudación impositiva al fisco.
Las tareas comprenden tanto la recolección de los productos, como así también la carga y descarga de camiones, selección embolsado y empaque. A los productores sólo les interesa que el grupo familiar alcance un nivel de producción. Para llegar a esa producción el trabajo se trabaja de sol a sol. Estos trabajadores luego de un jornal regresan a sus hogares con las manos vacías, sabiendo que no tienen ninguna protección, que sus “empleadores” no les proveen lo básico y necesario (ni siquiera agua potable y baños). Los trabajadores deben concurrir a comprar bebidas o alimentos a lugares que son propiedad de los productores y que el precio de lo consumido les es descontado cuando se les hace la liquidación semanal, recibiendo el empleado una mísera paga por su trabajo, que no alcanza ni a un salario mínimo.
Este sistema de producción cuenta con la intervención de los niños y las mujeres, que son tomados como mano de obra barata. Esta fomentación del trabajo en negro, esclavo e infantil, de forma sistemática y metódica, se realiza para lograr una excelente producción a muy bajo costo fijo. Solo es posible con las omisiones de funcionarios públicos, generalmente, asociados a los productores.
El trabajo se realiza sin el debido alimento diario, sin descanso, con prohibiciones sistemáticas, amedrentándolos psíquicamente, físicamente, privándoles a los 96 niños detectados a desarrollarse.
Una vez mas la explotación infantil produce la vulneración de una multiplicidad de derechos, ya que resta oportunidades y afecta el derecho a la salud, a la educación, a la recreación, al descanso y a la realización de actividades culturales; en definitiva, compromete el desarrollo pleno e integral de toda la infancia.

Palacio, Alejandro Juan José
rusoconcordience@hotmail.com

PD: “…morir queriendo ser libre…”

Publicado en No te calles... Ya! Los gurises. Nº 15 (Mar 2009)

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