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jueves, 14 de agosto de 2008

Muchos no tienen y otros no quieren


La anorexia y la bulimia son los más renombrados trastornos de la alimentación; con un común denominador claro y preciso: la búsqueda desenfrenada de la delgadez como medio para alcanzar el éxito y la aceptación social.

La anorexia se basa en una obsesiva búsqueda del adelgazamiento mediante una dieta progresivamente restringida. La bulimia, en cambio, es la ingesta excesiva de alimentos que después se intenta compensar con conductas redículas como vómitos, abuso de laxantes, o dietas; lo que termina convirtiéndose en una costumbre que modifica la conducta de la persona.
En los países desarrollados, los trastornos alimenticios afectan aproximadamente a una de cada 200 jóvenes de entre 12 y 14 años y aunque las adolescentes siguen siendo el colectivo más afectado, los varones, las mujeres maduras y los niños y niñas menores de 12 años comienzan a sumarse a la lista de víctimas que padecen dichos trastornos.
Las pautas culturales han determinado que ser delgada es sinónimo de éxito social. Adolescentes y mujeres jóvenes están sometidas a intensas y profundas presiones para cambiar su figura corporal, impulsadas por el deseo de imitación de modelos y personajes mediáticos o motivadas por la publicidad comercial, que además obligan a los fabricantes de ropa a producir prendas de talles muy bajos, así se obliga a adelgazar para poder acceder a la última moda impuesta por el consumo, provocando además que otro sector de la sociedad se sume a esta forma de discriminación.
La bulimia y la anorexia pueden ser consideradas como un síndrome de falla en la adaptación al medio social, que intenta ser compensada mediante una serie de comportamientos patológicos vinculados a la alimentación y a una preocupación excesiva por el propio cuerpo, ligados a dichos factores de presión sociocultural.
Es normal que al superar la pubertad exista un aumento de peso y de este modo se predisponen a comenzar una dieta debido a la aceptación o no de los pares; además son jóvenes, generalmente y con baja autoestima así como en la adolescencia los jóvenes desarrollan independencia y autonomía y pretenden a partir de esto manejar sus vidas y decidir por si mismo su bienestar medico. Pero el factor más influyente sobre las adolescentes y mujeres jóvenes son las intensas y profundas presiones para cambiar su figura corporal a partir de la información mediática y el estereotipo de belleza impuesto por una sociedad que discrimina a las personas que son diferentes sin entender que en esa diferencia radica la riqueza de la sociedad.
En la adolescencia comienzan a presentarse problemas de aceptación, propia y familiar, cobrando mayor importancia el nivel sociocultural, económico y físico.
Es lamentable percibir como los seres humanos reciben miles de mensajes publicitarios al día con un único mensaje: "la delgadez es igual a felicidad y éxito"; lo que da como resultado: insatisfacción corporal y personal.
Ser discriminado por la gordura es moneda corriente. Esto se vuelve potencialmente peligroso sobre todo en el caso de los adolescentes, con la importancia que implica para ellos adecuarse a los cánones sociales.
Lo que comienza como un problema de autoestima se agrava, ya que dependiendo del nivel económico de la familia cada vez más adolescentes recurren a cirugías y desde edades cada vez más tempranas, conducidos internamente por un deseo de reconocimiento a nivel social.
Tanto en el caso de la anorexia como el de la bulimia, hay que tener en claro que el problema no es la alimentación, sino el modo en que la persona se valora y se percibe a sí misma. Es decir, estamos hablando de un problema de salud mental que tiene tratamiento y que hay que intentar prevenir.
El aceptarse tal y cuál se es, es la verdadera clave para estar sano externa e internamente. El hecho de que una persona está muy ligado también a lo cultural no ayuda a esa idea de aceptación.
La anorexia y la bulimia son trastornos que tiene que ver con la falta de palabra. La sociedad actual pone todo en el cuerpo. En el caso de las mujeres, aparecen como síntomas estos trastornos o el embarazo adolescente. Y en lo varones, la violencia, las adicciones.
Es preocupante y riesgoso que el cuerpo ocupe el espacio privilegiado de la expresión, de la conexión con el otro; así como también no se explica que mientras unos de desvanezcan en calles y plazas por la falta de alimentación, otros, por moda o estética se sometan a largos periodos de dietas y despreocupación alimentaria.

Palacio Alejandro Juan José
rusoconcordience@hotmail.com
PD: "...morir queriendo ser libre..."

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