Nuestra ciudad sufrió durante el segundo semestre de 2003 un nivel de pobreza pocas veces imaginado, el 52,6 % de los hogares estaba por debajo de la línea de la pobreza y el 61,9 % personas; mientras que la indigencia era de 24,9 % en los hogares y 32,6% en las personas. Estos datos son puestos en www.entrerios.gov.ar y provienen de un estudio realizado por el INDEC.
En el primer semestre de 2006, las cifras fueron las siguientes: la pobreza en los hogares del 28,4% y en las personas 38,8 %; mientras que la indigencia es del 10,3% en los hogares y el 15,9 % en las personas.
Todos estos datos ya de por si son alarmantes, pero hay que agregarle el hecho de la falta de credibilidad que tiene el organismo nacional. Cabe hacer la siguiente pregunta; ¿Qué tan ciertas son estas cifras? ¿Cuál es el verdadero índice de pobreza y marginalidad?
Más allá de la poca credibilidad de los datos arrojados una cosa es cierta, el índice es muy elevado y las políticas para bajar el porcentaje de pobreza no son serias, sino más bien oportunistas y se limitan a una exposición de ideas mediocres.
Existe un sector por demás vulnerable, un sector que no se tiene en cuenta y que es discriminado por gran parte de la sociedad: la niñez.
“…En la ciudad viven 36.000 chicos entre 5 y 14 años de edad, de los cuales 75,7% son pobres y la mortandad infantil alcanza el 28.2 por mil…”(1) , no hay política social que alcance a estos chicos, no pueden esperar a la articulación de fuerzas para resolver un problema tan urgente como el hambre.
Se ve a muchos de estos chicos arriando carros rebosantes de basura, o buscando comida en el fondo de una bolsa en medio de un basural, esa es la esperanza perdida, el deseo olvidado.
La sociedad no ayuda, el gobierno tampoco, se reprime cuando se reclama un derecho básico, se retiran fondos de los comedores escolares y se exige a los docentes contención, no se prioriza la urgencia de la niñez que se pierde en el olvido y desapego.
Las condiciones sociales nos golpean de diferentes maneras a todos, algunos para bien otros para mal, solo que hay un grupo de personas que no saben de variación de la realidad, que sólo entienden una vida y esta parece no tener futuro.
Pareciera no tener remedio, pero nadie se molesta en enseñarle a este grupo de personas que sí hay futuro y que la realidad, al menos inmediata, tiene variación y podemos hacer de nuestra vida algo mejor. Pero es mas fácil mirar para otro lado, permitir que el sosiego inunde nuestras vidas y esperar que todo se resuelva como por arte de magia.
Palacio, Alejandro Juan José
PD: “…morir queriendo ser libre…”